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El EBV es un virus persistente que se puede reactivar

Con el EBV, es una historia de por vida.

changer le regard sur les virus

Cambiemos nuestra forma de ver los virus

Nuestras células y todas las especies de nuestro organismo que componen nuestro microbioma albergan una enorme variedad de virus. La mayoría de los virus que viven en nuestro cuerpo son afortunadamente elementos beneficiosos de nuestra composición microbiana. (¿Sabía que ingerimos entre 10 y 60 millones de párticulas virales cada 24 horas?) De hecho, en condiciones normales, se establece un equilibrio entre estos microorganismos que participan en el funcionamiento vital del organismo que los alberga.

En condiciones “normales” vivimos en “buena armonía” con los virus, que participan activamente en nuestra propia evolución como especie. De hecho, nuestro genoma contiene entre un 5 y un 10% de secuencias virales que nos han permitido evolucionar como especie humana.. Por ejemplo, la formación de la placenta que protege al feto humano está claramente establecido que se logró mediante la integración de un virus.

Entendemos que la finalidad de los virus es “poner a prueba” a nuestro organismo, que refuerza así su capacidad de adaptación y defensa… Ésta es una buena manera de cambiar nuestra visión de los virus.

Sin embargo, los virus del herpes, al poner a prueba nuestro sistema inmunitario a lo largo del tiempo, también pueden debilitarlo aún más de lo que ya está debido a nuestro estilo de vida “moderno” (estrés excesivo, desequilibrio energético, carencias alimentarias, sedentarismo, etc.). Y esto es efectivamente lo que sucede con el virus de Epstein-Barr, que altera el buen funcionamiento de los linfocitos B y al parecer el de las mitocondrias (las “centrales energéticas” de nuestras células). Esta es la hipótesis que se baraja ante una enfermedad como la EM/SFC (encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica), que podría considerarse una enfermedad del sistema inmunitario, del sistema nervioso autónomo y de las mitocondrias, según el Dr. Frédérique Retornaz, médico internista e investigador del Hospital Europeo de Marsella (Francia).

Sin un sistema inmunitario óptimo, la persistencia y recurrencia de este virus aumenta el riesgo de desarrollar con el tiempo una patología asociada. De hecho, la mayoría de las enfermedades graves causadas por el EBV se deben a su capacidad para establecer una infección denominada “latente”, que lamentablemente suele pasar desapercibida.

Factores que favorecen la reactivación del EBV

Las personas con un sistema inmunitario debilitado corren un mayor riesgo de desarrollar una reactivación del EBV. Y el modo de acción del EBV favorece, por supuesto, el deterioro de la función inmunitaria. Existen factores genéticos, pero cada vez hay más pruebas de que también pueden intervenir elementos epigenéticos, es decir, factores ambientales.

Aunque la primera infección por el virus sea difícil de evitar, la reactivación se puede prevenir controlando los factores desencadenantes como :

Susagna Muns | Qué se esconde trás el EBV ?

El estrés

Las reactivaciones del EBV suelen estar relacionadas con situaciones estresantes de la vida, como un ritmo de trabajo intenso, la falta de sueño, una actividad física insuficiente o excesiva, una dieta desequilibrada, una intervención quirúrgica, etc.

El estrés emocional también es un factor de riesgo importante, como demuestra una publicación de 2014 sobre la relación entre un estado de ansiedad y el riesgo de reactivación del EBV.

Las coinfecciones

Una infección bacteriana, vírica o una candidiasis pueden estimular la reactivación del EBV, ya que los linfocitos B infectados de forma latente también son estimulados por otra infección. Ésto puede provocar una replicación vírica del EBV en un proceso denominado transactivación.

Esto ya se ha podido documentar con algunas bacterias como el Helicobacter Pylori o algunos virus como el Citomegalovirus (CMV), el Papilomavirus (HPV) o recientemente el Sars-Cov2 en el contexto de la infección por Covid-19. Es muy importante controlar cualquier infección ayudando al sistema inmunitario a recuperarse lo mejor posible.

Las carencias nutricionales

Todas las carencias que favorecen un mal control del estrés oxidativo o una disminución de nuestra inmunidad pueden contribuir a la reactivación del EBV. Los nutrientes más preocupantes son las carencias de zinc, selenio, vitamina D, vitamina C o vitamina A. Unos investigadores han demostrado que una carencia de vitamina D disminuye la actividad de las células inmunitarias antivirales y, por tanto, reduce la capacidad de controlar el EBV.

Según la Dra. Anna Armengol, la anemia (carencia de hierro) puede ser la consecuencia indirecta de la acción de virus persistentes como el EBV. En este tipo de infección vírica, los órganos que se encargan del hierro, como el bazo y el hígado, son los que se ven directamente afectados. Esto provoca una mala utilización del hierro. Se trata de una causa indirecta de anemia.

Los tóxicos ambientales

Algunas investigaciones recientes parecen demostrar que los contaminantes ambientales pueden desempeñar un papel en la reactivación del EBV, por ejemplo, los cigarrillos, determinadas micropartículas de gasóleo, las dioxinas, los metales pesados, etc.

Problemas de la microbiota

Según explica el equipo español de Xevi Verdaguer, experto en medicina integrativa y psiconeuroinmunología clínica, es muy frecuente que las personas que padecen gastritis o colitis tengan un exceso de linfocitos B infectados por el virus de Epstein Barr que se infiltran en la mucosa de estas zonas del tubo digestivo (estómago y colon), donde existe un mayor riesgo de que pasen de un estado latente a lítico e inicien una reactivación del EBV.

La mayoría de las gastritis están causadas por la infección concomitante de dos agentes patógenos: la bacteria Helicobacter Pilori y el EBV que, si no se tratan adecuadamente, podrían dar lugar a enfermedades autoinmunes o cancerosas.

La inmunodepresión

Una disfunción de nuestro sistema inmunitario es una oportunidad para el EBV. Las personas inmunodeprimidas (de forma natural o en tratamiento con inmunosupresores o corticoides) tienen un mayor riesgo de reactivación.

El virus y el sistema inmunitario están en constante equilibrio, respetándose mutuamente.
Dra. Sumita Bhaduri-McIntosh, viróloga, especializada en el virus de Epstein-Barr y en enfermedades infecciosas de la Universidad de Florida.

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Testimonios sobre el EBV

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